• José de la Colina “lleva dentro una España que ya no existe, una España manchamanteles, una España que come mole”: Jorge F. Hernández
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  • Ana García Bergua, Jorge F. Hernández y José Luis Martínez lo acompañarán
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  • Domingo 12 de mayo, a las 12:00 horas, sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

 

EI Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita al ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana”, que en esta sesión reconocerá la trayectoria literaria de José de la Colina. El autor estará acompañado por Ana García Bergua, Jorge F. Hernández y José Luis Martínez.

 

Esta actividad, organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, será el próximo domingo 12 de mayo, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México. La cita es a las 12:00 horas.

    • José de la Colina “lleva dentro una España que ya no existe, una España manchamanteles, una España que come mole”: Jorge F. Hernández
 
    • Ana García Bergua, Jorge F. Hernández y José Luis Martínez lo acompañarán
 
  • Domingo 12 de mayo, a las 12:00 horas, sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

EI Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita al ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana”, que en esta sesión reconocerá la trayectoria literaria de José de la Colina. El autor estará acompañado por Ana García Bergua, Jorge F. Hernández y José Luis Martínez.

Esta actividad, organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, será el próximo domingo 12 de mayo, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México. La cita es a las 12:00 horas.

 

Con una amplia obra literaria reunida en más de una decena de libros, en los que transitan el ensayo, el cuento y la entrevista, José de la Colina es una figura fundamental de la literatura mexicana; por ello el INBA reconocerá su trayectoria como escritor, cinéfilo, periodista y crítico literario en el ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana”.

 

La poeta Ana García Bergua explica en entrevista que Pepe -como lob llaman cariñosamente sus amigos-  llegó desde muy pequeño a México, por lo que su escritura “pertenece a la literatura mexicana, su formación la obtuvo en este país, pese a que su origen sea español”.

 

Tras el término de la Guerra Civil Española, José de la Colina vivió con su familia en Francia, Bélgica, Santo Domingo, Cuba y finalmente en México, donde radica desde 1940, a lo que García Bergua manifiesta que “en nuestra literatura hay muchos ejemplos de escritores de orígenes extranjeros que la han enriquecido; quizá un rasgo propiamente ‘español’ en la obra de Pepe se podría encontrar en sus cuentos más surrealistas, que se hermanan con otros autores del exilio español, como Pedro Miret”.

 

Hijo de un impresor, militante anarcosindicalista y capitán de la infantería Republicana, José de la Colina “lleva dentro una España que ya no existe, una España manchamanteles, una España que come mole”, sentencia Jorge F. Hernández en entrevista.

 

Su acercamiento con el cine llegó cuando el autor español dejó la prevocacional del Instituto Politécnico Nacional y empezó “a vagabundear por la ciudad de México, sorbiendo como un vampiro la vida sublimada que me ofrecían las salas de cine”, declaró en alguna ocasión José de la Colina.

 

F. Hernández señala que De la Colina es un autor visual que, además de hacer casting para Los olvidados, dirigida por Luis Buñuel, sigue cuadro a cuadro el ritmo de la literatura en el séptimo arte.

 

Pese a haber sido rechazado del reparto del afamado filme por no dar el tipo de “mexicano”, De la Colina y Buñuel establecieron una fuerte amistad junto con el crítico cinematográfico Tomás Pérez Turrent.

 

“José de la Colina fue uno de los fundadores del grupo ‘Nuevo Cine’ en los años 60, y ha ejercido muchos años la crítica cinematográfica”, recuerda García Bergua, sin embargo, el autor ha declarado que nunca fue crítico, “si acaso escritor sobre el cine, porque no lo sometía a gran análisis. Hablaba de una película como en un ensayo, un poco divagando. De eso viví y me acabé de profesionalizar en la escritura”.

 

El aporte del autor de La tumba india a la literatura mexicana “abarca varios ámbitos: desde el de la obra literaria, con una de las prosas más perfectas, rítmicas y con salidas inusitadas, hasta el de la actividad como editor de libros y suplementos, en la que ha participado en gran parte de las publicaciones culturales más importantes de la segunda mitad del siglo XX, además de su actividad periodística incansable”: explica García Bergua.

 

Para Jorge F. Hernández, amigo y colega del autor, José de la Colina es “un hombre de letras que no necesitó de una educación en la escuela para consolidar su gran obra. José dejó el colegio desde muy chico y se dedicó a comer libros, a producir libros en el hermoso oficio de la literatura”.

 

En el mismo tenor, De la Colina ha declarado que no tiene la secundaria, ni la preparatoria y mucho menos facultad de letras, “soy, para bien o para mal, autodidacta. Mi universidad fue la lectura”.

 

Para finalizar, Jorge F. Hernández agrega que “se debiera leer a José de la Colina porque ha tenido la inteligencia de no tomarse en serio, de ser un gran lector, de escribir cuentos divertidos que logran confundir la realidad con la ficción, como es el caso de El espejismo del oasis. Uno se va a divertir con cada cuento suyo”.

 

A su vez, García Bergua añade que “si no quieren leer a José de la Colina que no lo hagan, pero se perderían de un autor con un sentido del humor sorprendente, con hallazgos poéticos buenísimos, y con una prosa musical, culta, desenfadada y a la vez bella, precursora del género de la ‘minificción’ del que ahora se habla tanto”.

 

José de la Colina nació en Santander, España, el 29 de marzo de 1934. Es ensayista y narrador. Tras el término de la Guerra Civil pasó con su familia a Francia, Bélgica, Santo Domingo, Cuba y finalmente a México, donde radica desde 1940. Ha sido miembro del consejo de redacción de las revistas Nuevo Cine, Plural, Revista Mexicana de Literatura y Vuelta; director por veinte años de El Semanario Cultural de Novedades.

 

A los 13 años inició su trabajo en la radio, como guionista para un programa de la XEQ llamado La legión de los madrugadores. Luego pasó a la XEX, donde se mantuvo en la escritura de programas radiofónicos hasta los 17 años de edad. A los 18 años comenzó a vivir de la literatura, cuando se inmiscuyó en el periodismo, sobre todo la crítica de cine.

 

Colaborador en Contrechamp y Positif, Ideas de México, La Cultura en México, La Nouvelle Revue Francaise, La Palabra y El Hombre, Le Chanteau du Verre, Letras Libres, México en la Cultura, Milenio Diario, Revista Universidad de México, entre otros. Ingresó al SNCA en 1994. Premio Nacional de Periodismo Cultural 1984 por El Semanario Cultural de Novedades. Premio Mazatlán de Literatura 2002 por Libertades imaginarias. En 2005 recibió un Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, dentro del marco de la FIL de Guadalajara. Recibió la Medalla de Bellas Artes en 2009, ese mismo año el INBA le dedicó un homenaje por sus 75 años.