• El poeta presentó la edición en español de su libro Testigo y milagros 
  • Traducido por Javier Taboada, fue comentado por él y Myriam Moscona 
  • Entiendo la poesía como aquella que puede cambiar la vida de las personas, dijo

“Puedo decir con toda certeza que la poesía siempre ha tenido un lugar en el mundo, aunque algunas veces diferimos del tipo de poesía que se produce. La poesía, como yo la entiendo y como yo la conozco, es aquella que es capaz de cambiar la mente y el mundo de las personas que caen bajo su embrujo”.

Así lo expresó el poeta estadunidense Jerome Rothenberg en la presentación de su libro Testigo y milagros, el cual reúne dos de sus más connotados textos: Poema de milagros (A Poem of Miracles)Un testigo más (A Further Witness).

Traducido al español por el escritor Javier Taboada, en una coedición de Matadero y la Universidad Autónoma de Nuevo León, el libro se presentó la noche del lunes en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes por el propio autor y sus colegas Myriam Moscona y Javier Taboada.

Calificado como uno de los poetas vivos más importantes de Estados Unidos y conocido como un pionero de lo que se ha dado en llamar etnopoética, el escritor nacido en Nueva York en 1931 visita nuestro país para dar a conocer la traducción de su poesía, invitado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

En la sesión, en la que hizo una lectura de su obra, Rothenberg dijo enfático que “la poesía aparece en muchos lugares: en lugares viejos, nuevos, conocidos y desconocidos, en lugares comunes, pero también en lugares marginales donde no se esperaría que hubiese poesía”.

Por ello, agregó, “podemos decir que la poesía siempre ha ocurrido y se produce de manera constante y permanente en el mundo, y aparece en todas partes, inclusive en las letras de las canciones, que son de alguna manera poesía del ser humano”.

En ese sentido, dijo que quien escribe poesía puede, con mayor o menor medida, dirigir su mente y su mirada hacia las posibilidades del futuro, teniendo siempre en cuenta lo que el pasado nos ha ofrecido, lo que nos ha arrojado el devenir del tiempo”.

De pie, con su cuerpo encorvado, pero con una voz poderosa, el autor de más de cien libros de diversos géneros literarios expresó que algunos piensan que la poesía está alejada de la gente y que no refleja la violencia del mundo. “Eso se debe a que el terror y la tragedia no siempre entran en la poesía, no se dicen siempre que ocurren, pero sí creo que han ocupado un lugar importante y fundamental en ella”.

Por ello, consideró que la poesía no tiene porqué excluir el presente (de violencia e injusticia) sino al contrario; y a pesar de que muchas veces puede parecer dispersa por ocuparse de muchos fenómenos humanos a la vez, creo que no debe nunca relegar el terror y los problemas a los que se enfrenta el mundo hoy. Los problemas de injusticia siempre deben tener, también, un lugar en la poesía, dijo.

Finalmente aseveró que una de las tareas que ha desempeñado el poeta en la historia es la de ser un visionario, “y eso se deriva del hecho de que su trabajo tiene mucho que ver con el trabajo chamanístico; el chamán es alguien que ve visiones, escucha voces, y aunque eso se lo atribuimos en la actualidad a los locos, creo que el poeta sí tiene algo de esa locura, si no, no sería poeta”.

No obstante, expresó que “habría que hacer una distinción entre los visionarios y los profetas, pues con frecuencia los poetas son buenos visionarios, tienen buenas visiones, pero no funcionan como profetas porque sus profecías no siempre son tan buenas como lo quisiera el grueso de la gente”.

En una sesión organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA y conducida por su titular Mauricio Montiel Figueiras, Myriam Moscona dio la bienvenida “a nuestra lengua” a la poesía de Jerome Rothenberg.

Su poesía, dijo Moscona, tiene una voluntad política y es la de hacer hablar a las lenguas sin hablantes que perecieron en la Segunda Guerra Mundial, en Polonia, donde fallecieron algunos de sus familiares. “Mi voz tiene otras voces dentro”, ha dicho el poeta, recordó la escritora, al referirse a esta y otras lenguas surgidas de grupos étnicos de varias partes del mundo y que Rothenberg ha reunido en innumerables trabajos antológicos.

“Un gran humor corrosivo atraviesa su poesía…sin la denuncia obvia que mucha poesía padece el día de hoy. Más bien es una postura ética que busca nuevas formas y posibilidades, pero también maneras de presentar en mi propio lenguaje las posibilidades más antiguas de la poesía que se remonta a las culturas primitivas y arcaicas”, como ha dicho el escritor neoyorkino, señaló Myriam Moscona.

Por su parte, Javier Taboada expresó que “Rothenberg ha sido un poeta con una cantidad enorme de títulos propios, pero además es traductor. Se le conoce como el creador de la etnopoética, una manera novedosa de observar la poesía en las culturas originarias, desarrollar performance a través de ellas y establecer un poco del aura ritual que las envuelve”.

Los poemas “de largo aliento” que reúne el libro --Poema de milagros (A Poem of Miracles)Un testigo más (A Further Witness)--, pueden considerarse “conmemorativos en el mejor sentido de la palabra”, toda vez que tienen su origen en algún evento determinado que marca la vida del autor: el milagro más habitual que es contemplar la profundidad del amor, y la muerte en cada una de las capas de nuestra existencia, dijo.