• Los martes 7 y 21 de marzo a las 11:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

En marzo, las abuelas de la palabra compartirán desde el corazón y la razón sus aficiones literarias, lo que leen, escriben, evocan e invocan. La Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes invita al ciclo Temprano cuentan los abuelos, que organiza en conjunto con el Foro Internacional de Narración Oral (FINO), y cuyas sesiones del mes tendrán lugar los martes 7 y 21 a las 11:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

Hace cuatro años, la narradora Ramona González llegó al taller de narración oral para adultos mayores del cicloTemprano cuentan los abuelos. Sus hijos sabían que su sueño era ser cuentacuentos y la inscribieron en el curso La voz de la memoria: abuelos cuentacuentos, que el director del FINO, Armando Trejo Márquez, impartió en la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente.

“Yo me dedicaba nada más a estar en la casa. Cuando mis hijos vieron que el maestro abrió el taller, me inscribieron. Para mí fue una sorpresa muy grande cuando el maestro Armando Trejo llegó, se presentó y dijo que era de un pueblito de la Sierra Norte de Puebla, de Zacatlán, y yo también nací allí. Eso me motivó para seguir adelante”, comparte Ramona González en entrevista.

Cuenta que en el FINO, al igual que otras narradoras encabezadas por Sara Rojo, ha adquirido las herramientas necesarias para presentarse en diversos foros, como en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes el pasado 22 de enero. “Para mí también fue algo muy emocionante, sobre todo porque me habían acompañado antes mis hijos y mi esposo, pero nunca mis hermanos. Para mí, verlos allí fue una emoción muy grande.

“Sara Rojo y el maestro Armando nos han dado todo, porque sin esas herramientas no estaríamos aquí; porque, por lo menos en mi caso, no tenía ni la menor idea de cómo contar un cuento. Pensaba: ‘Voy a llegar y voy a leer’. No es así. Nosotros lo debemos adaptar con nuestras palabras, no memorizarlo, sino ir adaptándolo, pues a veces en los cuentos vienen algunas palabras que el público no entiende. En eso nos hacen hincapié también los maestros: en que debemos usar el lenguaje adecuado para que toda la gente entienda”.

Para preparar sus cuentos, Ramona González se nutre de leyendas e historias urbanas: “A mí me ha llamado la atención la obra del general Vicente Riva Palacio, pero también las leyendas. Acabo de sacar una de la inquisición. En el Palacio de Bellas Artes conté un cuento urbano sobre un taxista. Lo saqué de una revista que subieron a vender un día en el metro, cuando iba hacia mi casa”.