o   Miércoles 14 de septiembre a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

o   El autor Ángel Vargas conversará con Yelitza Ruiz y Jorge Solís Arenazas

El mundo de los cantores castrados inspiró al poeta guerrerense Ángel Vargas, quien en su libro A pesar de la voz, exalta, por medio de la poesía, una visión íntima de la fragilidad humana. Yelitza Ruiz y Jorge Solís Arenazas conversarán con el autor sobre este texto, que será presentado el miércoles 14 de septiembre a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

A pesar de la voz no es propiamente una historia sobre los cantantes castrados o castrati de los siglos XVI, XVII, incluso XVIII, sino una indagación poética en su intimidad. Es como el revés de la ópera, el revés de la historia de la música; no es una historia grandilocuente, sino una historia de la intimidad a través de la poesía”, explicó Ángel Vargas.

 

El creador mexicano compartió que este material es el resultado de un proyecto que realizó con unabeca que obtuvo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Señaló además que su interés por la música, y particularmente por las capacidades vocales, lo llevó a indagar sobre la historia de los castrati, a su parecer casi perdida, pues indicó que solamente existe o se conoce una grabación, la cual corresponde a Alessandro Moreschi, quien fuera uno de los cantantes castrados de la Capilla Sixtina, en el Vaticano.

Y agregó: “La cuestión de la liturgia me ayudó a plantear el tema de la fragilidad, justamente por la relación del cuerpo de Cristo con el de los castrati, porque estamos hablando de un cuerpo fragmentado, un cuerpo roto. Al igual que en la cuestión vocal que en el rito cristiano, es sumamente importante la enunciación como tal.

“Los castrados era un colectivo muy presente e importante en la iglesia católica de aquel momento. Eran no solo respetados, incluso venerados, y alentados por la misma iglesia que al mismo tiempo lo tenía prohibido. Era como una permisión muy particular, diría incluso un tanto hipócrita, porque la iglesia había prohibido en cierto momento que se castrara a los niños con fines musicales, pero seguía permitiendo que quienes ya estaban castrados siguieran cantando en las capillas católicas”.

Vargas aseguró que en algunos de los poemas de A pesar de la voz se puede encontrar una crítica, como en una suerte de reclamo, a la explotación infantil, en el sentido de que los cantantes eran ofrecidos por sus familias para que entraran a escuelas de música y fueran castrados. Explicó que se pensaba que con la castración podrían conservar sus capacidades vocales, sin embargo, a pesar de la cirugía muchos perdían la voz y terminaban ejerciendo la prostitución o trabajos de servidumbre.

“Le quería dar a los poemas un ambiente más íntimo y sugerir el papel de la infancia en la historia de la música en ese momento, que es la fragilidad, quizá en un tono infantil pero no necesariamente tendría que ser esa la interpretación. Aunque haya en ciertos momentos temas delicados, me gustaría pensar que es un libro que puede leer cualquier persona, ya sean adolescentes o adultos. Hay una cuestión temática con la música, pero creo que no necesariamente tiene que ser leído por personas que gustan de la ópera. Me gustaría pensar que es un libro que va mucho más allá”, finalizó.