• El poeta y filósofo fue recordado por instituciones, amigos y familiares 
  • Fue mexicano por afecto, por derecho y por el corazón: García Cepeda 
  • Un filósofo cantor que supo vivir la vida y transformarla en poesía, se dijo


A un mes y medio de su fallecimiento, ocurrido el 26 de julio de 2017, el poeta y filósofo mexicano de origen español Ramón Xirau fue recordado con una charla que se realizó el lunes por la noche en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Ahí, en un acto organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), se reunieron familiares, amigos, alumnos y público en general, para rendir homenaje a una de las figuras intelectuales que, llegadas del exilio, hicieron de México su casa y el terreno para desarrollar su vida y obra.

 

Los comentarios corrieron a cargo de la poeta Elsa Cross, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, el compositor Mario Lavista y el escritor Juan Villoro, quien envió un mensaje por escrito, con la moderación de Mauricio Montiel, coordinador nacional de Literatura del INBA.

 

A nombre de la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, la directora general del INBA, Lidia Camacho, leyó un mensaje de la funcionaria federal, en el que aseguró que “Ramón Xirau fue ejemplo de inteligencia, de creatividad y de cariño por el país que le abrió los brazos”.

 

Ante la señora Ana María Icaza, compañera de Ramón Xirau por alrededor de 68 años, García Cepeda recordó que entre los refugiados españoles que llegaron a México a raíz de la Guerra Civil, se encontraba “la inteligencia de una generación que encarna el entrañable Ramón Xirau, un árbol generoso que aquí echó raíces y cuyos frutos están en sus obras, alumnos, amigos y lectores”, luego de que, a su llegada a México junto con su familia, solo traía en la maleta siete libros que seguía leyendo.

 

“México le abrió los brazos y él no cesó de abrirle el mundo a los mexicanos. Aquí hizo su carrera, su casa, fue mexicano por afecto, por derecho y por el corazón, desde antes de aquel 1955 cuando obtuvo su nacionalidad”, dijo García Cepeda en voz de Lidia Camacho.

 

Y agregó que Xirau dedicó su vida a la enseñanza en la Universidad Nacional. “Al poeta, ensayista y maestro lo acompañó en todo momento el espíritu de Mascarones, su Facultad, entonces en Santa María la Ribera. Y lo acompañó el diálogo en que creyó siempre. No en vano decía: Mi revista que fundé en El Colegio de México se llamó Diálogos, que es la capacidad de hablar, es decir, conversación, palabra compartida”.

 

Aquí también –recordó--, en su nueva patria, encontró a Ana María Icaza, su compañera de siempre, su mejor amiga como él mismo afirmó, el pilar que cada día lo alentó a escribir.

 

Hoy rendimos homenaje a ese diálogo que Ramón Xirau supo mantener siempre, a su sabiduría nutriente entre nosotros para reconocer al maestro, al poeta, al filósofo, al hombre que entregó con la misma generosidad su conversación, su buen humor, su amor por la poesía y el pensamiento, es decir, por la vida, dijo.

 

Ramón Xirau está en la vida cultural de México. “Hoy lo abrazamos a la distancia y con la alegría de poder participar en este homenaje con el que afirmamos su importancia capital para la cultura de México y el cariño entrañable que le profesamos”, expresó la funcionaria federal.

 

El homenaje rendido a Ramón Xirau estuvo impregnado de poesía. Cuando él murió, su amiga y alumna, la poeta Elsa Cross solo acertó a escribir poemas, cinco poemas, Olas, que leyó en la sesión.

 

Uno de ellos: “Y tus olas y tus gradas y los naranjos memoriosos llegan a mí y se quedan socavando rincones del corazón / De qué lugar antiguo, de qué tardes perdidas frente al mar se desprenden esas olas, esas frondas borrosas, esos recintos en donde estás acaso ahora con todo el mar adentro, ebrio de luz, Ramón…”.

 

Eduardo Matos Moctezuma, en un texto titulado Diálogos con el tiempo, se refirió al poeta, al filósofo, al amor y a la muerte, con breves poemas del propio Xirau, de quien, dijo, “le cantó al amor, a la vida, a la esperanza.

 

“Fue un filósofo cantor que supo vivir la vida y transformarla en poesía, y también supo cantarle a la muerte, ante quien el poeta se rebela y logra romper, aunque sea por un instante (…) y convierte el tiempo en palabras de aliento que llegan al infinito”.

 

En su momento, el compositor Mario Lavista habló de Ramón Xirau y la música, y comentó que lo conoció en la colonia Roma a instancias de Alberto Dallal hace 40 años, cuando le pidió escribir de música para la revistaDiálogos. A partir de ahí, comentó, entablaron largas charlas, como de su preferencia por la música de Bach, de Mozart y de las metáforas musicales de Sor Juana Inés de la Cruz.

 

Luego dijo que es una verdad a medias que Xirau no escribió de música, pues aseguró que publicó varios poemas con el tema de la música en la revista Pauta, como Campanas en el bosque… y (Si me preguntan quién), yo digo Mozart.

 

Finalmente, Mauricio Montiel leyó un texto enviado por Juan Villoro en el que se refirió a la poesía de Xirau como La herida luminosa. “La poesía de Xirau es un ejercicio de amor compartido. También lo fue su vida en la imprescindible compañía de Ana María Icaza”, dijo Villoro.

 

Y agregó: “Los quebrantos que se sienten en la amada son más fuertes, pero quien los abraza encuentra una herida luminosa, el solidario instante de la revelación. Xirau vivió, escribió, habló y guardó silencio entre nosotros. No predicó con nuestro endoso proselitismo sino con el sencillo atrevimiento de quien planta un árbol en un lugar insólito: en su cielo brotan las naranjas”.

 

En el Palacio de Bellas Artes fue recordado este 11 de septiembre Ramón Xirau, la directora general del INBA Lidia Camacho, encabezó el evento, en el que leyó un mensaje de la Secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda. La titular del instituto manifestó su cariño y reconocimiento  a la señora Ana María Icaza, compañera de vida del poeta y filósofo.