• La titular del INBA anoche entregó la Medalla Bellas Artes al escritor mexicano
  • “Su obra nos ha hecho descubrir universos insospechados y gozar de la más pura literatura”, dijo
  • “No me gusta la blanca luz de la notoriedad”, expresó el galardonado

 

Hugo Hiriart es un creador que hace ya mucho tiempo reúne los méritos necesarios para hacerse acreedor a la Medalla Bellas Artes. Su genio reside en su capacidad para transformar, mediante el humor y la parodia, o el claro homenaje, los diferentes géneros que aborda.

Por ello, “es un privilegio poner en sus manos la Medalla Bellas Artes que tanto merece. La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) se honran en reconocer la excelencia de su obra, la forma como ha enriquecido y transformado la literatura mexicana, y la fantasía con que escribe y dibuja a la vez”.

 

La directora general del INBA, Lidia Camacho, expresó lo anterior al entregar dicha presea al novelista, dramaturgo y guionista mexicano Hugo Hiriart, en una ceremonia realizada este 30 de agosto por la noche, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

En la ceremonia, Hugo Hiriart fue parco al hablar y dio pie a que los actores Laura Almela, Germán Jaramillo y Muni Lubezki lo acompañaran en la lectura de fragmentos de sus numerosas obras literarias, siempre llenas de temáticas tan diversas como deslumbrantes.

 

La titular del INBA resaltó en su discurso los diversos rubros en que ha destacado el galardonado. “Gracias a su imaginación –dijo-- la novela de caballerías es mucho más que una novela de caballerías, porque mezcla en un solo relato la historia, la política, la profecía y la ciencia ficción. 

 

“Incrédulo de los límites, nos regaló la posibilidad de gozar de nuevo con el teatro de títeres, pues ignoró la idea de que era un género solo para niños y dotó al teatrino de nuevas dimensiones y posibilidades al escribir obras emblemáticas”.

 

En general, “cada texto suyo construye tácitamente a su propio lector, y el lector que la escritura de Hugo Hiriart exige es uno que encuentra en el diálogo, el debate y la refutación los motivos para leer una buena novela, un buen ensayo, como los que él escribe, siempre provocadores y de giros insospechados”.

 

Desde Galaor, que le valió el Premio Villaurrutia en 1972, no ha dejado de trabajar. A cada tanto nos enteramos de la aparición de un nuevo libro suyo o de una nueva pieza de su autoría en cartelera, hizo notar la funcionaria.

 

Cada una de sus novedades despierta el interés entre los jóvenes, muchos de ellos sus alumnos, y a su incesante labor de escritor se suman las clases que imparte con sabiduría y con deleite, con la seguridad de que es mucho lo que tiene que compartir, aseguró Camacho.

 

“Si algún día se escribe la historia de nuestra heterodoxia literaria, Hiriart ocupará un sitio único y entrañable”, dijo la directora general del INBA citando al crítico literario Christopher Domínguez, pues aseguró que se trata de un escritor que “toda literatura moderna podría reclamar como ciudadano. Inclasificable y fascinante, su obra nos ha hecho descubrir universos insospechados y gozar de la más pura literatura”, concluyó.

 

Sin figurar…

 

Luego de la proyección de una video-semblanza, Hugo Hiriart dijo al público --que lo recibió con prolongados aplausos--: “Nunca me ha gustado figurar, presidir, destacar, estar a la vista. No me gusta la blanca luz de la notoriedad. Y me gusta todavía menos cualquier ejercicio de poder mandón; prefiero la media luz, la reserva, pasar inadvertido, de incógnito, no en el escenario y a la vista de todos”.

 

Es por ello que, agregó, “no voy a hablar de mí, y por fortuna nadie va a hablar acerca de mí. Ahora, como algo hay que hacer en todo este rato que estaremos juntos, les he solicitado a Laura Almela, Germán Jaramillo y Muni Lubezki, tres actores amigos míos, que hagan el favor de dar lectura a algunos textos. No digamos que es un popurrí, palabra horrenda; tampoco apología, palabra académica y demasiado solemne. Digamos que es una comida a la carta o más fino: un modesto menú de degustación”.

 

Y entonces, con breves comentarios introductorios, Almela, Jaramillo y Lubezki convirtieron la noche de entrega de la Medalla Bellas Artes en una sesión literaria en la que el público celebró cada una de las metáforas, las historias, la socarronería y el sentido del humor puesto por Hugo Hiriart en cada uno de sus textos.

 

La sesión comenzó con la lectura individual de El circo, producto de un proyecto de “teatro electrónico”; luego siguió con La semántica del huevo (de su libro Disertación sobre las telarañas); La mosca y El oso; ya en conjunto se leyó un fragmento de la obra de teatro (y película) Ámbar y de las novelas Sobre la naturaleza de los sueños, Cuadernos de Gofa y de la obra de teatro La repugnante historia deClotario Demoniax, entre otros.

 

El escritor Hugo Hiriart recibió la Medalla Bellas Artes.  Durante la ceremonia Lidia Camacho, directora general del INBA señaló que “su obra nos ha hecho descubrir universos insospechados y gozar de la más pura literatura